Péndulo político
La reconfiguración del mapa político latinoamericano tras la victoria de Javier Milei en Argentina evidencia el ascenso de líderes con posturas más extremas, contrarias, en mayor o menor medida, a las corrientes tradicionales de izquierda e incluso de derecha. Ese triunfo representa, asimismo, la escalada de un pensamiento ultraliberal, fenómeno que podría amenazar los avances en las políticas sociales y económicas orientadas a lograr la equidad.
Es esencial considerar el surgimiento de figuras como Milei en un contexto global de cambios políticos y sociales. La influencia de ideologías extremas puede generar un cambio de dinámica y generar con ello opiniones sobre el futuro de la región, incluyendo la posición de México (que tiene, por primera vez, un Gobierno emanado de las filas de la izquierda) en el espectro político latinoamericano.
A propósito de lo anterior, en mi libro Péndulo político. Experiencia mexicana: ¿izquierda o socialdemocracia? reflexioné acerca de cómo distintos hechos —sobre todo, el movimiento estudiantil de 1968— fueron un parteaguas en la historia política nacional, en el que la izquierda, luego de más de tres décadas de régimen neoliberal, se convirtió en un factor determinante para el ascenso de un gran movimiento socio-político-electoral, que daría pie a lo que hoy es MORENA y llevaría a la Presidencia de la República a Andrés Manuel López Obrador en julio de 2018, con más de 30 millones de votos.
Asimismo, analicé la permanencia y consolidación de la izquierda, ahora convertida en Gobierno, en el sentido de traducir los postulados y principios del movimiento a políticas públicas y programas encaminados a abatir la desigualdad social y eliminar la corrupción, mediante una práctica democrática real, capaz de asegurar la institucionalización de un nuevo proyecto de nación y la instauración del Estado de bienestar, crucial para asegurar su continuidad y su arraigo en las causas sociales.
Por ello, no se debe perder de vista lo ocurrido en Argentina. La victoria de Milei fue posible porque desafió el predominio de las corrientes políticas tradicionales. Identificado con una perspectiva liberal y antisistema, el político libertario refleja un cambio de paradigma en un continente donde la polarización política y el descontento ciudadano han estado en ascenso, y este giro podría influir en el desarrollo de nuevas estrategias y alianzas entre los países latinoamericanos, impactando la dinámica geopolítica y económica de la región.
El anuncio de las primeras medidas, luego de la victoria en las urnas, ya genera inquietud y controversia. La promesa de “destruir” la inflación y la propuesta de privatizar sectores estratégicos ratifican su enfoque ultraliberal, que plantea preocupaciones sobre el impacto en la equidad social y el bienestar colectivo en el país sudamericano.
Las acciones anunciadas por Milei reflejan una orientación económica radical, que prioriza la desregulación y la liberalización, lo cual podría generar un contexto de mayor desigualdad y concentración de riqueza. La propuesta de privatización planteada como una solución para dinamizar la economía podría poner en riesgo servicios esenciales y derechos ciudadanos.
Igualmente, sus propuestas económicas alternativas, como la promesa de abordar la inflación y estabilizar la economía en un plazo estimado de entre 18 y 24 meses, generaron expectativas en algunos sectores económicos, especialmente en áreas como la inversión y el mercado financiero, que ven con optimismo la posibilidad de un cambio en las políticas económicas tradicionales. Sin embargo, la efectividad de sus planteamientos y su capacidad para implementar cambios significativos en un corto plazo siguen siendo una moneda en el aire.
Lo cierto es que estas primeras medidas anuncian un viraje radical hacia políticas económicas y sociales que podrían socavar los avances logrados en materia de inclusión y justicia social alcanzados en años anteriores. De ahí que el énfasis en tales acciones de corte neoliberal plantee interrogantes respecto a la viabilidad de un modelo económico que prioriza la competitividad a expensas del bienestar colectivo.
Lo anterior, sin duda, refleja un fenómeno de polarización política y social que no solo se limita a Argentina, sino que tiene eco en el contexto latinoamericano. Estos movimientos políticos y las tendencias emergentes podrían generar repercusiones en países como México, incitando a debates sobre el rumbo político y económico de cada nación.
La comprensión de estos movimientos políticos y la reconfiguración del panorama ideológico serán determinantes para entender las implicaciones que pueden tener en la toma de decisiones políticas y sociales en toda América Latina.
La agenda anunciada por Milei refuerza la incertidumbre sobre el futuro político y económico de Argentina, despertando con ello preocupación en sectores progresistas que abogan por políticas inclusivas y redistributivas. Sin embargo, este giro hacia un enfoque ultraliberal también plantea un reto para la izquierda en Latinoamérica, que enfrenta la necesidad de asegurar su continuidad abanderando las causas sociales mediante políticas públicas que las legitimen y se reflejen en un verdadero Estado de bienestar para toda la población.
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