Una oportunidad real

Crecer en una comunidad rural alejada de la idea que se tenía del desarrollo global; provenir de una familia de catorce hermanas y hermanos; formarse en el sistema de educación pública; iniciar la vida profesional dedicándose a proteger a los grupos más vulnerables, y tener que luchar un sinnúmero de batallas para poder salir adelante permite que la vida sea entendida de una manera particular.

Para mí, la adversidad nunca ha sido un obstáculo, sino un acicate para salir adelante. Cuando el temporal no nos favorecía, sabíamos que teníamos que redoblar los esfuerzos para salvar la cosecha. Cuando en los tribunales la justicia era selectiva y perjudicaba los derechos de las y los campesinos que defendía, entendí que mis argumentos habían de ser más contundentes, precisos y eficaces. Cuando enfrenté cercos mediáticos y ataques sincronizados por parte de adversarios políticos, sabía que debía defender mis ideales con mayor tesón y entereza.

Por todo ello, a lo largo de casi medio siglo de trayectoria profesional he sostenido que en política solamente existen dos constantes y que todo lo demás es variable: la primera es la adversidad, pues ante cualquier intento de cambio, especialmente aquellos que buscan generar una sociedad más equitativa, existirán resistencias, reacciones y obstáculos generados por personas que buscan retener el poder. La segunda —la más importante para mí— es que, a pesar de todas las dificultades, las oportunidades se deben buscar siempre para ayudar al pueblo y no para procurarse un beneficio personal.

Como político y abogado he enfrentado muchas adversidades, pero también tuve la posibilidad de ayudar a quienes más lo necesitan. Sin embargo, en estos momentos puedo decir que me encuentro en un nuevo clímax, al estar frente al mayor desafío de mi carrera: tener una oportunidad real de dirigir la transformación del país.

No hay futuro sin pasado, por eso en mi libro Una oportunidad real me di tiempo para explicar cuál es el origen de mis ideas y de mi formación política, mismas que alimentan la plataforma que actualmente defiendo como aspirante a coordinar los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación.

Debo añadir que este libro es también resultado de las experiencias que la vida me permitió tener a lo largo de la larga travesía recorrida con el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, y que formaron en mí una visión sólida y profunda sobre el camino que debemos seguir para continuar construyendo el país que anhelamos.

Esta visión es explicada a profundidad en el libro, pero se basa en cinco pilares principales. El primero es la construcción de un México inclusivo e igualitario en el que podamos avanzar con diversidad y convertir las diferencias en fortalezas para avanzar rumbo a la reconciliación nacional. Debemos contar con un entramado institucional que permita que cada persona, independientemente de cualquier preferencia o condición, pueda ocupar el lugar preponderante que merece en la sociedad.

El segundo pilar de mi visión de país es tener un México colaborativo. Debemos alejarnos del pernicioso individualismo que durante décadas destruyó nuestro tejido social, y volver a actuar como una verdadera comunidad que busque el bien común. Sociedad y Gobierno no pueden seguir siendo entendidos como dos instancias independientes, sino como aliados indisolubles.

El tercer pilar y el cuarto se encuentran concatenados: un México justo y un México seguro. La transformación del país implica, irremediablemente, construir una sociedad más equitativa, con una eficiente distribución del ingreso y con un piso más parejo que permita que todas y todos gocemos de mejores oportunidades y que, independiente de la lotería del nacimiento, todas las personas puedan salir adelante con base en su esfuerzo.

Reconocemos que sin igualdad difícilmente tendremos la posibilidad de construir una sociedad verdaderamente segura, y que sin seguridad no será posible recobrar la paz y la tranquilidad. Este es quizá el punto más importante en la visión de país que estamos proponiendo, pues un México justo y seguro es la base para el desarrollo de cualquier sociedad.

Finalmente, debemos también considerar que nuestras acciones presentes determinarán la calidad de vida de las generaciones futuras. Por eso, construir un México verde y próspero debe ser una de nuestras prioridades. Lejos de lo que muchas personas creen, el cuidado del medio ambiente es fundamental para asegurar el pleno desarrollo de nuestras juventudes, de nuestras niñas y niños. Por eso, implementar políticas a corto plazo que protejan al planeta y generen conciencia en la sociedad actual no puede quedar en un segundo término.

Diseñar una visión de país para después implementarla no es tarea de un solo individuo. Por eso, Una oportunidad real es también un espacio para todas aquellas personas que busquen colaborar en la construcción de una sociedad progresista, justa y digna. Te invito a sumarte a este proyecto, a consultar estas propuestas y, sobre todo, a enriquecerlas. Puedes descargar el libro en forma gratuita y hacerme llegar tus comentarios a través de redes sociales.

 

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