El COVID-19 y el tercer frente

La pandemia por COVID-19 ha generado que un gran número de países entren al mismo tiempo a una batalla de dos frentes: el de la salud y el económico. En México hay quienes intentan abrir un tercero: el político. Lo hacen a través de ataques con poco sustento y que son desarticulados diariamente a través de la constante comunicación y transparencia con la que el gobierno ha manejado la información en el país. Sin embargo, esos ataques pueden llegar a confundir y a generar incertidumbre, por ello vale la pena puntualizar tres de los temas que algunos sectores han utilizado como palanca para tratar de sacar ventaja de la crisis.

1. El reporte de personas contagiadas y fallecidas. Hace algunos días, cuando el subsecretario Hugo López-Gatell comentó sobre los factores de expansión estadísticos utilizados en el modelo de vigilancia centinela, los grupos reaccionarios lo acusaron de ocultar la realidad. Inclusive, un diario de circulación nacional invitó a sus suscriptoras y suscriptores a reportar los casos de coronavirus en su página de internet, para tener un contrapeso respecto a los datos oficiales del gobierno.

La realidad es que desde el inicio de los reportes estadísticos sobre el número de casos de coronavirus en México se dejó en claro que se trataba de estimaciones y no de números sin un coeficiente de variación. También es cierto que la mayoría de los países tienen una subestimación de los casos y que cada uno de ellos tiene un factor de expansión diferente.

Un estudio reciente de una universidad de Inglaterra estima que en Alemania el número real de casos es diez veces mayor al reportado, y en Suecia, noventa y dos veces. La magnitud del COVID-19 es tal que no hay sistema capaz de contabilizar todos los casos, sino de aproximarlos estadísticamente. Éste es también el caso de México, por más que algunos sectores quieran tergiversar la realidad.

2. Los programas de reactivación económica. La respuesta a la disrupción económica propiciada por el COVID-19, como cualquier otra, implica que se tomen medidas extraordinarias para reactivar la economía. El presidente ha sido muy claro respecto a que, en congruencia con el proyecto que democráticamente el pueblo eligió en 2018, estas medidas atenderán, en primera instancia, a la población más vulnerable.

Es normal que esta respuesta no le guste a la totalidad de integrantes del sector económico que anteriormente solía ser el primero en recibir la ayuda del gobierno en momentos difíciles. Es también normal que incluso sea entendida como una oportunidad para volver a tejer la unión entre el poder político y el económico, y que, al no encontrar eco la intención de reconstruirla con el gobierno, algunos miembros del sector busquen amalgamar sus intereses con los de la oposición política.

A pesar de estas presiones, las instituciones del Estado mexicano se mantendrán firmes a sus convicciones. Así lo hará la mayoría en el Senado de la República, la cual tiene muy claro que el interés que está mandatada a proteger es el del pueblo de México y no el de un sector particular de la sociedad, como anteriormente sucedía.

3. El pacto federal y la secesión. En el mundo existen naciones secesionistas. Y, de hecho, estos movimientos se manifiestan de manera mucho más evidente que en México. Sin embargo, en sitios como Italia y España, donde aquéllos son mucho más fuertes y cuentan con una larga tradición, las agendas políticas han pasado a un segundo término, para hacerle frente a la contingencia del coronavirus, con unidad nacional. En cambio, en nuestro país, donde estas tendencias han sido meramente anecdóticas, ciertos sectores de la oposición intentan impulsarlas con el objetivo de desgastar los esfuerzos del gobierno de la República para combatir al virus.

En otras palabras, mientras en otros países la oposición y los sectores contrarios al gobierno actúan con lealtad institucional para unirse frente al coronavirus, en México se está intentando aprovechar esta coyuntura, abanderando causas espontáneas para empantanar las acciones del gobierno federal encaminadas a superar la pandemia.

En México, el debate sobre el federalismo tampoco es nuevo, menos cuando históricamente el país se ha dividido en el sur menos desarrollado y el norte industrial. Lo que sí resulta lastimosamente novedoso es la voluntad de unas cuantas personas para utilizarlo con fines políticos en medio de una crisis que requiere solidaridad. Por el bien de la nación sería conveniente que este debate, que puede ser válido, espere a que pase la pandemia, para permitir que sea superada de manera coordinada.

Este lunes se espera que el Ejecutivo federal informe sobre la situación y las repercusiones de la pandemia, y también se anticipa el anuncio de medidas adicionales para hacer frente a esta emergencia sanitaria. Las grandes crisis logran ser resueltas con unidad nacional, y la actual no debería ser la excepción; por ello, no es momento para abrir y alimentar frentes políticos, sino de construir consensos y entendimiento. Confiemos, y apoyemos las acciones y los esfuerzos emprendidos por las autoridades para que, como en otras ocasiones, México salga adelante.

 

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