Elecciones en Chile: Victoria de la esperanza sobre el miedo

Con la esperanza intacta y la convicción de que van a hacer un país más justo, se vencieron los miedos de transitar a un sistema diferente.

El domingo 19 de diciembre fue un buen día para la democracia y para la izquierda en América Latina. Gabriel Boric ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Chile, con el 55.9 por ciento de los votos, frente al candidato de extrema derecha, José Antonio Kast, que obtuvo el 44.1 por ciento. Boric es el presidente electo más joven de la historia de Chile y el primero en remontar los resultados, desde que se implementó el sistema de dos rondas electorales.

El candidato ganador obtuvo más de 4.6 millones de votos; esto lo convierte en el presidente con más apoyo desde los años noventa. Se distingue por no pertenecer a los dos grandes bloques centristas, de izquierda y derecha, que gobernaron desde la transición a la democracia en 1990. Es de destacar también el alto porcentaje de la participación de votantes en elecciones chilenas, desde que el sufragio no es obligatorio, ya que un 55.65 por ciento del padrón acudió a las urnas.

Una nueva generación llega a la casa de gobierno La Moneda. Boric nació en 1986 en Punta Arenas, región de Magallanes, en el extremo sur del país. Cursó la carrera de Derecho en la Universidad de Chile y fue líder estudiantil desde muy joven. En 2011, encabezó protestas en favor de reformas educativas por una mayor participación del Estado. Su carrera política la hizo, en general, fuera de los partidos tradicionales, y en 2017 fundó el Frente Amplio. Como otras personas de su edad, seguramente no tiene recuerdos propios de la dictadura, sino que supo de ella por los relatos de sus padres y abuelos.

En el 2014, juró como diputado, junto con otros líderes que participaron en protestas estudiantiles del 2011. En octubre de 2019 formó parte de las revueltas sociales que pusieron en problemas al Gobierno derechista de Sebastián Piñera. Fue entonces cuando se vio claramente la vocación política de Boric, pues contribuyó a encontrar una salida a la crisis: establecer una nueva Constitución para reemplazar la vigente desde 1980.

Chile celebra elecciones primarias para elegir a las y los candidatos de los partidos. En este ejercicio, Boric obtuvo el 60 por ciento de los votos frente al candidato del Partido Comunista, Daniel Jadue, y se consolidó como la opción de la coalición de izquierda Apruebo Dignidad. En su campaña se acercó a la memoria del gobierno de Salvador Allende y se alejó de los partidos tradicionales. Sin embargo, después de la primera vuelta, sumó a su causa al centro del electorado y a las fuerzas políticas de centroizquierda, lo que facilitó el espaldarazo de la expresidenta Michelle Bachelet días antes de la elección definitiva.

A diferencia de lo ocurrido en la primera vuelta electoral, el domingo acudió a las urnas el electorado de centro. Las y los votantes respondieron positivamente a la moderación en el discurso del candidato Boric. El presidente electo acentuó su preocupación por la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado que, en su momento, supo utilizar muy bien en su narrativa el candidato opositor Kast.

Entre las propuestas del candidato ganador están el establecimiento de un sistema público de pensiones, una reforma tributaria, aumentar el salario mínimo y reactivar las pymes. También se ha pronunciado por cambios profundos en los sistemas de salud y educación, así como a favor de la Constituyente que está redactando un nuevo pacto social que sustituya al pinochetista.

Bajo un sistema neoliberal, en los últimos años, el crecimiento económico de Chile no ha generado mejoras en el bienestar general y cada vez hay más personas cerca de la pobreza. La participación del Estado es mínima, ya que incluso el abastecimiento de agua está privatizado. En esta ocasión, el voto de ciudadanía es por una opción diferente del mercado y por la expectativa de tener un país más equitativo.

En su mensaje tras la victoria, Gabriel Boric manifestó que “su compromiso es cuidar la democracia todos los días”. Se pronunció por el respeto a los derechos humanos, por avanzar lento en la construcción de acuerdos amplios para enfrentar los desafíos; en favor de un acceso oportuno a la salud, sin discriminación, “igualando hacia arriba”; por pensiones dignas y un crecimiento con distribución justa de la riqueza; por el acceso a vivienda y servicios básicos, así como por educación pública de calidad. Refrendó su compromiso con el medio ambiente, las minorías y las mujeres.

Para gobernar, Boric enfrentará un Congreso dividido. Al respecto, dijo que privilegiará el diálogo y que aprovechará la oportunidad para unirse en función del bienestar de las personas. Tiene confianza en la responsabilidad de todas las fuerzas políticas para “poner por delante el bien común y rechazar la violencia”. Habló de sentir “una alegría sana con la limpia victoria alcanzada”. Asimismo, señaló que “hay mucho por trabajar y caminar hacia un futuro mejor, con la esperanza intacta y la convicción de que van a hacer un país más justo”. En esta elección, las posibilidades del porvenir vencieron a los miedos de transitar a un sistema diferente.

 

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