Eurasia: entre política y geopolítica

Eurasia es la zona geográfica que comprende Europa y Asia. En ella, se encuentran ubicados países como Azerbaiyán, Kazajstán, Turkmenistán, Georgia, Belarús, Ucrania, Kazajistán, entre otros.

Estas naciones pertenecieron a la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) antes de su caída y desmembramiento en los años noventa. Si bien este acontecimiento fue un hecho histórico que permitió a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sumar, en 1999, a Estados como Polonia, Hungría y la República Checa y, en 2004, a Bulgaria, Estonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia, la actual Rusia ha visto la expansión de esta organización proccidental como una amenaza de su espacio de influencia geopolítica y a sus intereses vitales como nación.

La denominada Guerra Fría, la cual se desarrolló durante el periodo de 1945 a 1991 y en la cual existieron dos bloques ideológicos, económicos y políticos diferentes, encabezados uno por Estados Unidos y otro por la antigua URSS, parece, bajo otras circunstancias, reeditarse. Concretamente, se hace alusión a la confrontación, por el momento política, entre, por una parte, Estados Unidos y demás países u organizaciones occidentales entre los que se encuentran principalmente Reino Unido, Canadá, la OTAN, la Unión Europea (UE), o la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y, por la otra, Rusia y otras naciones como Belarús, Kazajistán, Armenia, Kirguistán, Tayikistán que se encuentran agrupados en la denominada Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), cuyos objetivos formales son el fortalecimiento de la paz, la seguridad y la estabilidad en los territorios de los cuales forman parte sus miembros.

 

 

Los recientes acontecimientos en algunas de las antiguas repúblicas de la extinta Unión Soviética, hoy Rusia, representan fenómenos sociopolíticos y geopolíticos que han detonado una importante tensión en una parte del espacio euroasiático entre los dos polos de poder ya referidos. De un lado, fuerzas centrífugas actuantes en países como Georgia, Ucrania, Belarús y Kazajistán, por señalar los más recientes, buscan expresarse y cambiar el orden de las cosas. De otro lado, la denominada “esfera” o “zona de influencia” rusa es un elemento que busca ser reivindicado y defendido por la antigua Unión Soviética frente a países occidentales con el fin de mantener su seguridad y estabilidad.

En este contexto y para conocer la dinámica de estas fuerzas centrífugas y disputas geopolíticas entre oriente y occidente, es interesante conocer los recientes acontecimientos en Georgia, Ucrania, Belarús y Kazajistán.

Georgia. La crisis política que vivió Georgia, en 2008, se desató el 7 y 8 de agosto de ese año debido a que el ejército georgiano buscó tomar por sorpresa la ciudad de Tsjinvali, es decir, la capital de Osetia del Sur, una región que ha sido prorrusa desde décadas atrás. Al independizarse Georgia de la antigua URSS, en 1992, Osetia del Sur fortaleció abiertamente sus lazos con Rusia, lo que provocó años de violencia esporádica entre el gobierno de Georgia, de Osetia del Sur y de Rusia. Ya con su independencia, Georgia buscó adherirse a la OTAN, lo cual ha representado un desafío para el gobierno ruso que ve a ese país como parte de su zona de influencia.

Los enfrentamientos entre tropas georgianas y fuerzas separatistas empezaron a inicios de agosto de 2008, pero fue el lanzamiento de un ataque aéreo y terrestre iniciado por parte del gobierno de Georgia en la principal ciudad de Osetia del Sur, Tskhinvali, lo que provocó el conflicto el 7 y 8 de agosto de 2009.

El ejército ruso ingresó en Osetia del Sur con el argumento de ayudar a sus ciudadanos, ya que muchos cuentan con pasaporte ruso. En poco tiempo, se reestableció el control en esa parte de Georgia por parte del ejército ruso, expulsando así a las fuerzas georgianas. Desde entonces, fue reconocida la independencia de Osetia el Sur por parte del mismo gobierno ruso.

Pero el conflicto no se limitó a Osetia del Sur, sino que se trasladó a otra región dentro de Georgia en donde ha existido una tendencia separatista, a saber, Abjasia. Los roces étnicos entre el Gobierno de Georgia y el pueblo abjasio llevaron a que, en julio de 1992, este último declarara unilateralmente su independencia.

Luego de una sangrienta guerra entre las tropas de Georgia y paramilitares ruso-abjasios, se proclamó un cese al fuego en 1994. Hasta 2008, Abjasia permaneció de facto como un Estado independiente sin reconocimiento internacional, pero con el apoyo de la entonces Federación de Rusia.

 

 

Cabe recordar que, en 2006, el ejército georgiano ingresó a Abjasia, estableciéndose en la zona de la Alta Abjasia. Desde septiembre de ese mismo año, el gobierno de iure se estableció en esa zona, fijando su sede en la localidad de Chjalta. Sin embargo, las tropas georgianas fueron expulsadas por tropas rusas en el marco de la intervención militar de Osetia del Sur referida anteriormente. Así, la entonces Federación Rusa reconoció la independencia de Abjasia con el rechazo de la UE, Estados Unidos y la OTAN.

Cabe señalar que, en 2014, Rusia y Abjasia signaron un acuerdo de amistad que ha permitido la creación de agrupaciones militares, policiales y de seguridad comunes.

Georgia rompió relaciones diplomáticas con Rusia en 2008, tras la guerra de Osetia del Sur, y considera que las tropas rusas son fuerzas de ocupación.

Ucrania. En agosto de 1991, se aprobó la declaración de independencia de Ucrania por el parlamento de ese país. Para diciembre del mismo año, se realizó un referéndum de aprobación de la independencia ucraniana, así como las primeras elecciones presidenciales que llevaron al poder, con más del 90 por ciento de aprobación, al presidente del parlamento, Leonid Kravchuk, como el primer presidente del país.

Sin embargo, Rusia nunca ha dejado de tener influencia en Ucrania. Este país comparte fronteras con Europa occidental, así como con Rusia. Ha tenido desde siempre grandes vínculos sociales y culturales con esta última por lo que la misma Rusia ve a Ucrania como su zona de influencia natural.

El conflicto entre ambos países inició a finales de 2013 con las protestas de miles de ucranianos en contra de la decisión del gobierno del presidente Viktor Yanucovich, quien siempre mantuvo fuertes relaciones con Rusia, de abandonar los planes para concretar un acuerdo de asociación con la UE. El parlamento ucraniano votó en contra de dicho acuerdo de asociación que se venía gestando desde tiempo atrás por lo que la ciudadanía rechazó esta decisión y aprovechó este movimiento de protesta para exigir también mayores libertades políticas y económicas. Dichas manifestaciones produjeron la destitución del presidente Yanucovich a finales de 2014.

En este contexto, el gobierno ruso reaccionó por medio del aseguramiento de posiciones en las regiones fronterizas entre ambos países. El conflicto se trasladó a la península de Crimea al igual que a las regiones fronterizas de Lugansk y Donetsk. Con respecto al territorio o península de Crimea, se llevó a cabo un referéndum sobre el estatus político de este territorio que buscaba saber si la península permanecería como parte de Ucrania o de Rusia. El resultado fue que la península de Crimea se quedó en territorio ruso. Ello fue rechazado por el gobierno estadounidense, la UE y la OTAN.

En lo que se refiere a los territorios de Donetsk y Lugansk, éstos se proclamaron como repúblicas autónomas después llevar a cabo cada uno respectivos referéndums, en 2014, en los que se buscó conocer si seguían perteneciendo a Ucrania o no.

Sin embargo, la guerra en esos territorios ha persistido entre grupos separatistas prorrusos y el ejército ucraniano a pesar de los acuerdos de Minsk (2015), los cuales han buscado poner término a la guerra que se libra en esa zona.

Hoy, la situación geopolítica en ese país euroasiático no es menos delicada tomando en cuenta que el gobierno ucraniano busca pertenecer a la OTAN. Ello representa para Rusia un desafío mayúsculo en términos de su seguridad e influencia, mientras que diversos medios de comunicación, el gobierno estadounidense, ucraniano y la UE han denunciado que, en estas últimas semanas, existe una creciente concentración de tropas rusas en la frontera ucraniana. Asimismo, el gobierno estadounidense ha afirmado repetidamente que Rusia tiene el potencial objetivo de invadir Ucrania este año.

Por su parte, el gobierno ruso ha referido que esas maniobras son ejercicios militares que se llevan a cabo en diferentes lugares de entrenamiento en el sur del país para que el personal militar efectúe operaciones ofensivas y de reconocimiento.

 

 

El Alto Representante comunitario para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha indicado que la UE trabaja para evitar una crisis, pero apoyará firmemente a Ucrania.

En este contexto, se han llevado a cabo diversas reuniones como el Diálogo de Estabilidad Estratégica, el Consejo OTAN-Rusia, y de la OCSE, para buscar disminuir la tensión creciente las fronteras ruso-ucranianas.

Así, Estados Unidos, la OTAN, el gobierno ucraniano y Rusia han manifestado sus puntos de vista de la situación. El gobierno ruso ha solicitado que la Alianza Atlántica (Estados Unidos y la OTAN) se comprometa por escrito a no expandirse hacia fronteras rusas, lo cual implica no invitar a Ucrania y Georgia a adherirse a dicha alianza, además de que cese en su adhesión de nuevos miembros al mismo tiempo que vuelva a sus fronteras de 1997, y dejar de enviar armamento militar a Ucrania.

El gobierno de Estados Unidos ha rechazado estas peticiones y ha afirmado estar preparado para la diplomacia, así como para adoptar medidas económicas contra Rusia en caso de cualquier agresión contra Ucrania.

Mientras, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha señalado que las adhesiones sólo competen al país aspirante y a los 30 miembros de la alianza militar. Agregó que si Rusia vuelve a utilizar la fuerza en contra de Ucrania sería un grave error estratégico que tendría severas consecuencias y un costo elevado.

El 19 de enero de 2022, el canciller estadounidense, Antony Blinken, de visita en Kiev, llamó a Rusia a elegir la vía pacífica en la crisis de Ucrania y que el gobierno ruso disipe los temores de una invasión, así como adoptar la vía de la diplomacia. Sin embargo, el Canciller ruso, Sergei Lavrov, comunicó en ese momento que no habría más negociaciones con occidente hasta que existiera una respuesta por escrito a sus demandas de seguridad. A pesar de esto, días después, ambas partes acordaron continuar las conversaciones.

Belarús. El 9 de agosto de 2020, se llevó a cabo la elección presidencial en ese país del este de Europa. El mismo día se anunciaron los resultados de dicha jornada electoral en donde resultó ganador el actual presidente Aleksander Lukashenko con más del 80 por ciento del total de los votos emitidos. Cabe recordar que el presidente Lukashenko ha presidido el país desde 1994.

En ese marco, miles de ciudadanos se manifestaron en las calles debido a la inconformidad por los resultados de la elección, la cual fue considerada como fraudulenta, además de pedir la dimisión del presidente Lukashenko. Dichas protestas fueron reprimidas por la policía.

 

 

Cabe señalar que la OSCE, compuesta de 57 Estados y que da seguimiento a diversas elecciones, no ha reconocido ninguna elección en Belarús como libre y justa desde 1995.

La principal candidata opositora, Svetlana Tikhanovskaya, indicó que ella había obtenido entre el 60 y el 70 por ciento de los sufragios.

En este contexto, el presidente Lukashenko estableció contacto con el presidente Putin para solicitar su apoyo que, sin embargo, no fue necesario toda vez que las fuerzas del orden bielorrusas lograron controlar la situación, aunque el gobierno ruso prometió una “asistencia integral” en caso de “amenazas militares externas”[1].

Por su parte, el gobierno de Estados Unidos, de Gran Bretaña, de Canadá y la UE han impuesto diversas rondas de sanciones a Belarús por “los continuos ataques a los derechos humanos y las libertades fundamentales en Bielorrusia, el desprecio por las normas internacionales y los repetidos actos de represión”[2]. Asimismo, la OSCE ha solicitado al presidente Lukashenko que lleve a cabo “nuevas elecciones presidenciales libres y justas”[3].

Esta no ha sido la primera vez que existen diferencias políticas importantes entre el gobierno bielorruso y occidente ya que, en 2021, tanto la UE como el gobierno polaco señalaron que, desde Belarús, se orquestaba “el flujo de migrantes para desestabilizar a Polonia[4].

Migrantes provenientes de Medio Oriente y África llegaron a la frontera polaca con la idea de instalarse ahí o en algún otro país de la UE, ya que, desde 2020, las autoridades de Belarús cancelaron o simplificaron los requisitos de visa para 76 naciones. Entre éstas hay varias afectadas por serios conflictos, como Siria, Libia, Irak y Afganistán, por lo que muchas personas buscaron salir de ahí[5].

Así, el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrel, manifestó, en diciembre de 2021, que “La Unión Europea no tolerará la instrumentalización de seres humanos orquestada y motivada políticamente por el régimen de Lukashenko (…)”[6].

Kazajistán. El 2 de enero de 2022, se desencadenaron una serie de protestas en Kazajistán por el alza del gas licuado, principal combustible automotriz, que duplicó su precio de 0,14 a 0,28 dólares estadounidenses y, con ello, ponía fin al subsidio gubernamental a dicho insumo. Cabe recordar que Kazajistán se independizó, en 1991, de la antigua URSS, además de que es un país rico en petróleo y gas, el cual cuenta con una población de alrededor 18,8 millones de personas, de los cuales alrededor de 3,5 millones son rusos.

 

 

Las referidas protestas tuvieron su epicentro en la ciudad de Almaty y en la región de Mangystau, aunque pronto se expandieron a todo el país. Dichas manifestaciones pronto devinieron en consignas de carácter social y político contra el gobierno del presidente Kasim-Yomart Tokayev, quien asumió el poder en 2019, tras 29 años de presidencia de Nursultán Nazarbáyev (autoproclamado padre de la patria).

Entre las demandas solicitadas por los manifestantes están: 1) Cambio real de gobierno; 2) Elecciones directas de gobernadores locales; 3) Retorno de la Constitución de 1993 que limitaba los términos y poderes del presidente; 4) No persecución de activistas de la sociedad civil; y, 5) Permitir que personas ajenas al régimen actual ocupen puestos de poder[7].

El presidente Tokayev solicitó ayuda a la OTSC, cuyos miembros son Rusia, Armenia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Ubekistán, Georgia, Belarús y Azerbayán, para estabilizar la situación en el país.

De acuerdo con diversos medios informativos, el presidente Tokayev acusó a bandas terroristas formadas en el exterior estar detrás de la violencia (ataques a policías y saqueos de tiendas) generada por las protestas. Tras el llamado de ayuda a la OTSC, el presidente de esta organización, el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, garantizó que la alianza enviaría fuerzas de mantenimiento de la paz por un periodo limitado de tiempo.

Se estableció el toque de queda y el estado de emergencia en el país, mientras al mismo tiempo llegaron alrededor de 3,800 efectivos de la OTSC en apoyo a las autoridades kazajas. La prensa internacional reportó las muertes de decenas de personas y alrededor de 10,000 detenidos.

Mientras, el gobierno de Estados Unidos, por medio de su secretario de Estado, Antony Blinken, aseveró que sería muy difícil conseguir la retirada de los rusos de Kazajistán y reducir la influencia rusa después de invitar a tropas para sofocar disturbios. Cabe recordar que Kazajistán tiene una importancia económica particular para el gobierno estadounidense ya que, al contar con riqueza petrolera y gasera, diversas empresas de la Unión Americana como Exxon Mobil y Chevron, han realizado inversiones de millones de dólares en el oeste de la exrepública soviética[8].

Por su parte, el Alto Representante comunitario para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, aseveró que Bruselas vigila con cautela la llegada de tropas extranjeras a Kazajistán y agregó que tenía la esperanza de que la presencia de fuerzas internacionales no socavara la independencia de ese país.

Sin embargo, el presidente Tokayev confirmó que la OTSC empezó a retirar a sus efectivos desde el 13 de enero mientras anunciaba, al mismo tiempo, que presentará un nuevo paquete de reformas políticas en coordinación con la sociedad y expertos en el mes de septiembre próximo.

 

Fuentes

[1] BBC News, “Protestas en Bielorrusia: 5 claves para entender las históricas manifestaciones, las mayores en el país desde la caída de la Unión Soviética”, BBC News, (17 de agosto de 2020), secc. Mundo, [En línea]: https://bbc.in/3FKiBry [Consulta: 19 de enero de 2022].

[2] Infobae, “EEUU, Canadá y la Unión Europea ampliaron las sanciones contra el régimen de Bielorrusia por tráfico de migrantes”, Infobae, (2 de diciembre de 2021), secc. Mundo, [En línea], https://bit.ly/3tE5zd3 [Consulta: 19 de enero de 2022].

[3] Ídem.

[4] El Mundo, “Rusia y Bielorrusia se unen para que la Unión Europea ceda ante el chantaje en su frontera”, El Mundo, (10 de noviembre de 2021), secc. Europa, [En línea], https://bit.ly/3qHEeEM [Consulta: 19 de enero de 2022].

[5] BBc News, “¿Cómo llegaron miles de inmigrantes a la frontera entre Bielorrusia y Polonia?” BBC News, (13 de noviembre de 2021), secc. Mundo, [En línea], https://bbc.in/3nCFpDy, [Consulta: 19 de enero de 2022].

[6] Infobae, “EEUU, Canadá y la Unión Europea ampliaron las sanciones contra el régimen de Bielorrusia por tráfico de migrantes”, op.cit.

[7] BBC News, “Kazajistán: las razones de las masivas protestas que dejan decenas de muertos y por las que Putin ha mandado tropas de apoyo al gobierno”, BBC News, (6 de enero de 2022), secc. Mundo, [En línea], https://bbc.in/3qM62rO [Consulta: 20 de enero de 2022].

[8] Bilefsky, (D.), “¿Qué pasa en Kazajistán”, The New York Times, [6 de enero de 2022], secc. Mundo, [En línea], https://nyti.ms/3nHV6cw [Consulta. 20 de enero de 2022].