Joe Biden: año uno

El 20 de enero de 2021, Joe Biden tomó posesión de la Presidencia de Estados Unidos, acompañado de Kamala Harris como vicepresidenta. El hecho marcó el regreso del Partido Demócrata al Poder Ejecutivo, luego de cuatro años de la administración del republicano Donald Trump. La llegada de Biden al puesto de mayor rango en la política de su país fue percibido por el mundo como el retorno de la Unión Americana a su liderazgo habitual, bajo un ejercicio de poder más tradicional y con menos exabruptos que su antecesor. Representó en ese momento el retorno a los modos institucionales y a la certidumbre característicos de esa nación.

La dupla Biden-Harris obtuvo la victoria, impulsada —entre otros factores— por un fuerte sentimiento de justicia social, y respaldada por promesas de atención a la población más vulnerable y desprotegida. Los retos apremiantes en ese momento, y que persisten, sin duda se concentraban en la atención a la pandemia de COVID-19: lamentables fallecimientos, sistema de salud saturado y desafíos logísticos para la distribución y aplicación de la vacuna contra la enfermedad. A la par, asuntos alternos, agravados por la crisis de salud, como las altas tasas de desempleo, desaceleración del crecimiento económico y la erosión social en una población profundamente polarizada.

A un año de ejercicio de la administración Biden-Harris, es pertinente realizar un balance desde México, como socios estratégicos de aquel país, de los aciertos y desafíos durante estos 12 meses. Como vecinos y amigos, buena parte de las decisiones que se toman desde la Casa Blanca impactan directa o indirectamente en nuestra relación. Además, como naciones estrechamente vinculadas, el bienestar de una comunidad puede contribuir al de la población del otro lado de la frontera.

 

 

Logros en política interna y exterior

Joe Biden marcó durante su campaña una clara diferencia entre su política y la de Donald Trump, entonces candidato a la reelección. El aspirante demócrata intentó contrastar ambas agendas, lo que, en gran medida, le permitió captar buena parte del electorado que le dio la victoria. Por eso, cuando llegó a la Presidencia emprendió un programa que tuvo como principal objetivo revertir buena parte del legado político de su antecesor. Biden firmó más de 17 órdenes ejecutivas, que contrarían, en palabras de su equipo, las decisiones de Trump que han causado el “mayor daño” a la nación.[1]

Entre las principales medidas asumidas, fue revertido el enfoque de atención de Trump a la pandemia de COVID-19. Durante su campaña, que transcurrió en momentos cruciales de la crisis de salud, el ahora presidente Biden prometió un cambio en el plan de combate a ésta, el cual, principalmente, contemplaría elementos científicos y de prevención, como la vacunación masiva para luego dar inicio a la etapa de recuperación económica.

En materia de migración, fueron dos los elementos de importancia para México que Biden atendió con sus órdenes ejecutivas iniciales: la primera, reforzar el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) y, la segunda, detener la construcción del muro fronterizo entre Estados Unidos y México. Sobre DACA, la decisión permitió que miles de personas conocidas como dreamers no fueran expulsadas de territorio estadounidense, e impidió que el programa fuera cancelado, como la administración pasada pretendía.[2]

La pandemia de COVID-19 obligó a las autoridades nacionales en todo el mundo a tomar decisiones que impactaron negativamente en el desarrollo económico global. En Estados Unidos, los prolongados confinamientos durante 2020 provocaron, como en otros lugares, que la economía se desacelerara. Incluso, se perdieron empleos y miles de negocios quebraron.[3]

Sin embargo, impulsado por un mayor aumento del gasto y el relajamiento de las medidas restrictivas, durante el 2021, de acuerdo con cifras del Departamento de Comercio de Estados Unidos, ese país creció un 5.7 por ciento, la mejor cifra desde 1984. Además, se recuperaron alrededor de 19 millones de empleos, que se acercan a los 22 millones de plazas laborales que se cerraron durante el periodo de cierres más severos durante el 2020. El presidente Biden afirmó que estas cifras “no fueron un accidente”, sino el resultado de los esfuerzos de recuperación del actual gobierno.[4]

Gran parte de este éxito se explica por la aprobación en marzo de 2021 del plan de rescate enviado por el presidente Biden para atender los problemas económicos del país. El proyecto, valuado en 1.9 billones de dólares, fue considerado como la “primera victoria legislativa” de la entonces nueva administración. Sin duda, su firma marcó un hito y mostró la fuerza del mandatario, además de cimentar el desarrollo económico de Estados Unidos para la etapa de recuperación tras los momentos más difíciles de la pandemia.[5]

El plan incluyó un pago directo a la ciudadanía por 1,400 dólares, prestaciones por desempleo, ayuda económica para el cuidado de la niñez, alimentación y alquiler de vivienda. Incluso, contiene disposiciones de ayuda para escuelas, gobiernos locales y sectores especialmente afectados por la pandemia, como el turismo y la cultura.[6]

Aunque Biden intentó que el plan recibiera apoyo bipartidista, lo cierto es que fue rechazado por las y los republicanos en ambas cámaras, e inclusive por un legislador demócrata, que votó en contra. Sí se trató del primer éxito del presidente estadounidense, porque demostró que el gasto público puede ser útil, si es bien enfocado y atiende las necesidades de la población más desfavorecida, pero también fungió como el preámbulo de una relación compleja con la oposición política. La negociación y la aprobación también mostraron los límites de la administración Biden-Harris para dialogar y sumar de algún modo a las legisladoras y los legisladores del Partido Republicano.[7]

 

 

La administración Biden-Harris ha intentado utilizar su mayoría en el Congreso para lanzar planes ambiciosos de desarrollo nacional. Entre ellos es especialmente relevante el proyecto de infraestructura aprobado apenas en noviembre pasado. Con 228 votos a favor y 206 en contra, el plan fue respaldado en la Cámara de Representantes, con un valor de 1.2 billones de dólares.[8]

Aunque en esta ocasión el plan recibió el apoyo de algunos republicanos, lo cierto es que se considera un éxito de la administración de Biden, porque la propuesta logró superar las discrepancias al interior del propio Partido Demócrata. Este proyecto, de acuerdo con el presidente Biden le “permitirá a Estados Unidos recuperar su posición como líder mundial y competir con las grandes potencias del siglo XXI”. Desde su punto de vista, el proyecto de infraestructura contribuirá a crear empleos, crecer la economía e incluso atender la crisis de cambio climático en el mundo.[9]

Una de las principales características de la administración anterior en Estados Unidos fue la constante critica al sistema multilateral vigente en el mundo. Se dice que ese país perdió liderazgo e incluso lugares en foros internacionales. Por ejemplo, se retiró del Acuerdo de París contra el Cambio Climático, del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) y del Acuerdo Nuclear de 2015 con Irán; a su vez, se cuestionó la viabilidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y se mermó la relación con aliados tradicionales como Europa y Canadá.

Biden ha intentado desde sus primeros días al frente del Gobierno estadounidense retomar el liderazgo internacional de su país como impulsor del multilateralismo en tanto mecanismo de diálogo, cooperación y consenso en el mundo. Estados Unidos ya forma nuevamente parte del Acuerdo de París y se encuentra en negociaciones para retomar sus obligaciones legales con Irán. El mandatario ha trabajado por retomar el papel de Estados Unidos como garante de la seguridad y la democracia a nivel mundial, e impulsado el diálogo con los liderazgos más relevantes a nivel internacional, incluido México.

El mandatario estadounidense intenta renovar el compromiso de su país con sus aliados tradicionales y les ha intentado refrendar su compromiso con su seguridad.[10] Aunque Biden-Harris han tratado de promover un papel más activo para la Unión Americana y renovar su liderazgo en temas como el cambio climático, actualmente enfrentan desafíos especialmente difíciles, por ejemplo, la posible invasión rusa a Ucrania o las conversaciones con Irán que, de un momento a otro, podrían concluir sin un nuevo compromiso por parte de la nación mayoritariamente persa.

 

  

Agenda con México

Durante esta administración, Estados Unidos y México han intentado abordar una agenda de cooperación cada vez más amplia. Tres son los temas que pueden ser considerados primordiales entre ambos países y que marcaron los últimos 12 meses: seguridad, comercio y migración. Durante el 2021, reiniciaron los diálogos binacionales y regionales en estas materias, que habían estado estancadas por varios años.

Tan sólo en octubre pasado se realizó el Diálogo de Seguridad de Alto Nivel México-Estados Unidos. El enfoque en la materia se ha centrado en la responsabilidad compartida sobre fenómenos tan diversos y perjudiciales para nuestras poblaciones como el contrabando de drogas y armas ilícitas. Desde Estados Unidos trabajan bajo la premisa de salud que busca reducir la demanda de drogas, mientras que en México atendemos el tema del comercio ilegal. Se busca que este diálogo se lleve a cabo de manera anual para evaluar los logros alcanzados en ese ámbito.[11]

En materia económica, es de especial relevancia el Diálogo Económico de Alto Nivel México-Estados Unidos, que también se logró reactivar este último año, con el objetivo de que ambos países “avancen en las prioridades económicas y sociales centrales para fomentar la prosperidad regional, expandir la creación de empleos, promover la inversión en nuestra gente y reducir la desigualdad y la pobreza en todos sus aspectos.”[12]

Incluso, se logró acordar el programa Reconstruir Juntos, en los que México, Estados Unidos y los gobiernos centroamericanos trabajaremos a favor del desarrollo del sur mexicano y Centroamérica.[13] Se busca atender las causas fundamentales de la migración a través de programas de desarrollo conjuntos. La migración ha marcado en las últimas décadas la agenda bilateral con el país vecino del norte. La apertura del presidente Biden ha coincidido con el enfoque que su homólogo de México, Andrés Manuel López Obrador, promueve desde el inicio de su administración.

Finalmente, el 18 de noviembre pasado, los líderes de los tres países que conforman América del Norte, el presidente López Obrador, el presidente Biden y el primer ministro Trudeau, se reunieron para reiterar los fuertes lazos que nos hermanan y la voluntad para trabajar en conjunto. El principal tema fue la pandemia de COVID-19 y la vacunación de nuestras poblaciones para que, posteriormente, se promueva la recuperación económica en la región. Por último, los lideres reconocieron la complejidad del fenómeno migratorio y su compromiso con que éste se lleve a cabo de manera ordenada, segura y regular.[14]

 

 

 

Principales desafíos inmediatos

La elección del gobernador de Virginia en noviembre pasado es considerada como la primera y más importante derrota electoral del presidente Biden en lo que va de su administración, y falta menos de un año para que en noviembre próximo se lleven a cabo las elecciones de medio mandato en Estados Unidos. Se considera que estos comicios permiten reflejar la aceptación al trabajo del mandatario en turno y su partido.

Los resultados favorecieron a los republicanos en Virginia, en un estado en donde durante las elecciones presidenciales de noviembre de 2020 el Partido Demócrata había logrado ganar con un margen de 10 puntos porcentuales. El hecho fue considerado como una señal de alarma para la dupla Biden-Harris y una indicación de que la estrategia del Partido Republicano está funcionando y que podrían aumentar sus escaños a finales de este año e, incluso, aumenta sus posibilidades para la elección presidencial de 2024.[15]

La división en el Partido Demócrata, la falta de renovación de su discurso político enfocado aún en la administración pasada, y la necesidad de concretar algunas promesas de campaña podrían ser algunos de los elementos que expliquen la derrota en Virginia y el posible declive para este año y, tal vez, para 2024. El Partido Republicano considera que su victoria en Virginia le ha mostrado una guía que podrá replicar para las siguientes elecciones. Biden tendrá que enfrentar, a la par del ejercicio del poder, unas elecciones para finales de este año, que desde ahora lucen de manera negativa para su partido.[16]

Aunque Biden logró el apoyo bipartidista a su programa de infraestructura, aún no logra concretar la misma suerte para su plan Build Back Better (Reconstruir Mejor) que, de ser aprobado, agendas como el cuidado infantil, educación, atención médica y cambio climático podrán acceder a 2 billones de dólares en total.

Sin embargo, por el momento, asuntos como la designación de la vacante que dejará el juez Stephen G. Breyer en la Suprema Corte de Estados Unidos —que Biden prometió será ocupada por una mujer afroamericana— o las posibles sanciones contra Rusia por la presencia de tropas en la frontera con Ucrania podrían mermar el interés en la discusión del plan de Biden. Desde diciembre pasado no se ha retomado ningún esfuerzo a favor de su aprobación. El reto para el mandatario es lograr que el programa se discuta y posteriormente se apruebe. Por el momento, no hay información sobre intenciones en el Congreso para mantener vivo este ambicioso programa, emblema de la administración Biden.[17]

Aunque las cifras del año pasado muestran recuperación en los índices de empleo y en el crecimiento económico, la aparición de la variante ómicron del virus SARS-CoV-2 representa un reto no sólo para Estados Unidos, sino para el mundo entero. Con su agenda relativamente estancada en el Congreso y el incremento en los contagios, el presidente Biden deberá enfrentar esta nueva ola de enfermedades con menos apoyo económico que durante el año pasado. Además, la inflación continúa en aumento, lo que provocaría mayores desafíos para la economía de las familias, sobre todo de las más vulnerables.[18]

A la par, el mandatario estadounidense tendrá que enfrentarse a movimientos antivacunas que, de acuerdo con personas expertas, han aumentado con la campaña mundial de vacunación contra la COVID-19. El camino no será fácil. Tan sólo en las primeras semanas de enero, la Suprema Corte de ese país bloqueó la disposición presidencial que obligaba a quienes laboran en grandes empresas a vacunarse, utilizar cubrebocas y realizarse pruebas semanalmente. La administración Biden-Harris ha buscado mecanismos para que la población no vacunada acuda a hacerlo. Ahora más del 60 por ciento de estadounidenses se encuentran completamente vacunados, pero la cifra se ha estancado, sin posibilidad de avance.[19]

 

 

 

Finalmente, aunque Biden intentó recomponer las relaciones con sus aliados tradicionales, algunas decisiones han impedido tal objetivo. Por ejemplo, la retirada de tropas estadounidenses de Afganistán causó molestias entre sus principales aliados, incluso de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Además, la reciente firma del Acuerdo con Reino Unido y Australia, conocido como Aukus, generó molestias en Francia (por la cancelación de un acuerdo de compra militar por parte de Australia) y en general en Europa, por la posible reducción del centro político y militar de la Unión Americana hacia el continente asiático.[20] Por último, la crisis en Ucrania podría representar el riesgo de un enfrentamiento indirecto con Rusia, luego de prometer acabar con los conflictos armados en los que su país participa alrededor del mundo.[21]

El presidente Biden enfrenta importantes retos en materia nacional, que involucran la atención a la pandemia de COVID-19 y la recuperación económica del país, a la vez que tendrá que resolver los desafíos electorales para conservar la reducida mayoría demócrata en el Congreso y transitar la segunda mitad de su cuatrienio con apoyo a sus planes de política pública.

En materia exterior, es evidente que su plan de relanzar el liderazgo de EUA en diversos temas resulta de mayores retos para el ejercicio de su poder. Sin duda, para la dupla Biden-Harris aún quedan mucho camino y tiempo para que los logros sean más y mejores, en beneficio de la población estadounidense, e incluso, del mundo.

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA

 

Fuentes

[1] Aishvarya Kavi, “Joe Biden firmó 17 órdenes ejecutivas y otras directivas. ¿En qué consisten?”. The New York Times (21 de enero, 2021), ed. Español [En línea]: https://nyti.ms/3IV1gOC [Consulta: 24 de enero, 2022].

[2] Idem.

[3] BBC News, “US economy grows at fastest pace in decades”. BBC News (27 de enero, 2022), sec. Business [En línea]: https://bbc.in/3KYB3AL [Consulta: 27 de enero, 2022].

[4] Idem.

[5] Pablo Guimón, “Biden se apunta su primera gran victoria con un plan de estímulo que marca un rumbo progresista a EE UU”. El País (10 de marzo, 2021), sec. Internacional, Estados Unidos, ed. México [En Línea]: https://bit.ly/3AJucGJ [Consulta: 25 de enero, 2022].

[6] Idem.

[7] Idem.

[8] Juan Pablo Lucumí, “La Cámara de Representantes de EE. UU. aprueba el plan de infraestructuras de Biden”. France24 (6 de noviembre, 2021), sec. Américas, ed. Español [En línea]: https://bit.ly/3KSxjAR [Consulta: 25 de enero, 2022].

[9] Idem.  

[10] Stewart Patrick, “The Biden administration and the future of multilateralism”. Observer Research Foundation (13 de abril, 2021), sec. Raisina Debates [En línea]: https://bit.ly/3GkguuW [Consulta: 25 de enero, 2022].

[11] Joe Biden, “FACT SHEET: U.S.-Mexico High-Level Security Dialogue”. The White House (8 de octubre, 2021), sec. Briefing Room, Statements and Releases [En línea]: https://bit.ly/3AKrWyM [Consulta: 25 de enero, 2022].

[12] The White House, “Re-Launching the U.S.-Mexico High-Level Economic Dialogue (HLED)”. The White House (9 de septiembre, 2021), sec. Briefing Room, Statements and Releases [En línea]: https://bit.ly/3Hmugi3 [Consulta: 26 de enero, 2022].

[13] Idem.

[14] Presidencia de la República, “HOJA DE RUTA: Principales resultados en la Cumbre de Líderes de América del Norte 2021”. Gobierno de México (18 de noviembre, 2021), sec. Prensa [En línea]: https://bit.ly/3AUTJgg [Consulta: 26 de enero, 2022].

[15] DW, “La derrota demócrata en Virginia supone un duro revés para Biden”. DW (3 de noviembre, 2021), sec. Política, El Mundo [En línea]: https://bit.ly/3s45f4M [Consulta: 27 de enero, 2022].

[16] Lisa Lerer, “Rough Night for Democrats Exposes the Party’s Weakness”. The New York Times (14 de noviembre, 2021), sec. Politics, News Analysis [En línea]: https://nyti.ms/3gf3L22 [Consulta: 26 de enero, 2022].

[17] Paul Kane, “Mostly dead or slightly alive? Democrats don’t yet know if Build Back Better can be revived”. The Washington Post (29 de enero, 2022), sec. Politics, Analysis [En línea]: https://wapo.st/3s60BmT [Consulta: 26 de enero, 2022].

[18] BBC News, op. cit.

[19] Natalie Sherman, “US Supreme Court blocks Biden’s workplace vaccine mandate”. BBC News (14 de enero, 2022), sec. US & Canada [En línea]: https://bbc.in/3ujv2bU [Consulta: 26 de enero, 2022].

[20] Félix Arteaga, “Aukus, la «puñalada» y la Alianza Atlántica”. ABC (19 de septiembre, 2021), sec. Internacional, Análisis [En línea]: https://bit.ly/3oA5TX1 [Consulta: 27 de enero, 2022].

[21] The White House, “Readout of President Biden’s Call with President Zelenskyy of Ukraine”. The White House (27 de enero, 2022), sec. Briefing Room, Statements and Releases [En línea]: https://bit.ly/34nlNfU [Consulta: 27 de enero, 2022].