La paradoja estadística

A Winston Churchill se le atribuye la siguiente frase: “sólo me fío de las estadísticas que he manipulado”, que describe lo que se puede conocer como una paradoja estadística.

En teoría, las estadísticas, y en específico las encuestas, permiten cuantificar de manera objetiva un aspecto de la realidad. Dicho de otro modo, posibilitan tener una foto de un momento determinado, el cual, a su vez, nos orienta acerca de las acciones que se deben tomar para corregir algún imperfecto.

Un segundo objetivo o uso de las encuestas es ayudarnos a predecir tendencias, que también orientan la toma de decisiones. Por ejemplo, si un Gobierno quiere conocer el sentir ciudadano respecto de algún tema que se debe legislar, una buena manera de recolectar información son, precisamente, las encuestas. Lo mismo aplica cuando queremos saber quién pudiera representar un movimiento político, con altas probabilidades de que se le elija por la vía democrática.

En síntesis, las encuestas, en tanto instrumentos estadísticos, fueron ideadas para tener un reflejo de la realidad, objetivo y libre de sesgos. Sin embargo, hoy por hoy, su uso se ha distorsionado y pervertido para el fin contrario: manipular lo que realmente está sucediendo.

A esa contradicción me refiero cuando hablo de una paradoja estadística, es decir, utilizar un instrumento que, en teoría, busca reflejar la realidad para —en cambio— distorsionarla y crear escenarios que busquen dirigir o influir en las decisiones de la población, a través de la proyección de una realidad alterna: una que, más que informar, pretende dirigir la toma de decisiones, de acuerdo con intereses económicos o políticos determinados.

En este contexto cobran especial relevancia los detalles técnicos relativos a la encuesta para elegir a quien será responsable de coordinar los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación.

Estamos a pocos días de que alcance su punto crucial el proceso que inició a mediados de junio pasado y que culminará con la encuesta que se llevará a cabo a finales del presente mes, y cuyos resultados serán dados a conocer durante los primeros días de septiembre, de conformidad con el calendario establecido por la dirigencia nacional de MORENA.

La semana pasada, en reunión a puerta cerrada, se efectuó el sorteo de las cuatro empresas que se encargarán de realizar la encuesta. Allí estuvieron presentes representantes de la y los aspirantes a coordinar los Comités, y por parte de quien esto escribe dejamos manifiesta nuestra decisión de firmar los resultados con reserva. Posteriormente, dimos a conocer nuestra determinación de ceder el lugar de la encuestadora que propusimos, en aras de fortalecer la unidad y la inclusión.

Al respecto, puedo señalar que no es reciente mi postura de defender la transparencia, la participación ciudadana y la necesidad de que la encuestadora que realice el sondeo sea justa y rigurosa, ya que esta es una oportunidad para reforzar los valores democráticos que sustentan la Cuarta Transformación.

Desde la elaboración de la pregunta adecuada, que refleje las cualidades esenciales de liderazgo y compromiso con nuestro movimiento, hasta la selección de una muestra representativa y la validación de los resultados, todo detalle cuenta.

Cada aspecto técnico debe ser abordado con rigor, pues esto no sólo garantiza un proceso transparente y justo, sino que también envía un mensaje claro a la sociedad acerca de nuestro compromiso con la democracia participativa.

Por ello, es crucial tener una pregunta que refleje las cualidades esenciales de liderazgo y compromiso con la transformación; por tanto, debe ser diseñada de manera cuidadosa y estratégica, para evitar sesgos y asegurar que las personas encuestadas emitan una opinión informada.

La muestra representativa es otro aspecto clave. Garantizar que los resultados reflejen la diversidad y amplitud de nuestra base de apoyo es esencial para mantener la legitimidad de la encuesta. La inclusión de observadores imparciales en la recolección y tabulación de datos brinda un nivel adicional de confianza en la integridad del proceso, lo mismo que la veracidad y la representatividad.

Por otra parte, la difusión de información sobre la y los aspirantes y el proceso de la encuesta deben ser imparciales y equitativos. La ciudadanía debe tener acceso a la misma información para tomar decisiones informadas. Creo fielmente en la neutralidad de la difusión y en la implementación de mecanismos de control para evitar la manipulación de resultados. Además, hay que cuidar que la discreción o la confidencialidad no sean alteradas por alguna de las personas participantes, en su propósito de ganar.

“El diablo está en los detalles”, reza el proverbio anglosajón que alude a la importancia de poner atención a los aspectos más pequeños o aparentemente insignificantes de una situación, para evitar los problemas, errores o dificultades que a menudo ocultan. En otras palabras, incluso los detalles más pequeños pueden tener un impacto significativo en el resultado final, y dar lugar a problemas o complicaciones, si no se les presta adecuada atención. En nuestro caso, resulta esencial enfocarnos en los detalles para estar en condiciones de implementar protocolos claros, que nos permitan abordar cualquier cuestionamiento o controversia que pudiera surgir luego de conocerse los resultados.

Las implicaciones de tales detalles trascienden la encuesta en sí misma, porque reflejan nuestra visión de un México más democrático y participativo. La participación activa de la gente en la elección de sus gobernantes es la esencia misma de la democracia y fortalece la conexión entre el Gobierno y el pueblo. Estos pasos técnicos son fundamentales para mantener la confianza de la ciudadanía y el rumbo de nuestro movimiento.

Una encuesta imparcial y rigurosa garantizará que se elija de manera justa a quien coordinará los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, pero también evitará una paradoja estadística, sentando las bases para futuras decisiones democráticas, como es el proceso electoral de 2024. No olvidemos que nuestra búsqueda de un México más democrático y participativo se reflejará en cada paso que demos de ahora en adelante.

 

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