Vacunación: derecho y deber

Distintos medios informativos en México y a lo largo del mundo señalan la gran proporción de personas no vacunadas que llegan a los centros de salud en busca de un tratamiento tras contagiarse del virus SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad COVID-19, así como que quienes se han vacunado requieren por lo general menor tiempo de hospitalización para recuperarse, lo que nos advierte de la necesidad de asistir a los puestos de inoculación y recibir el esquema completo, tanto por salud propia como por la de otros seres humanos y el bien del sistema de salud.

El Gobierno de México ha logrado con grandes esfuerzos adquirir vacunas suficientes para proteger a la totalidad de la población, enfatizando la importancia que tiene para la salud pública inocular a la mayor cantidad posible de personas, pero haciendo hincapié en que cada quién es libre de decidir si se aplica o no el biológico.

Además, se puede afirmar que es incluso una responsabilidad moral, considerando que existen naciones en el mundo que aún lo logran vacunar ni siquiera a su personal médico o a los grupos vulnerables, por el difícil acceso que suponen su costo económico y escasez.

Es importante que cerremos filas ante la infodemia, que sigue generando dudas y miedo, logrando persuadir a la gente para que no se vacune. Es común conocer a alguna persona que no desea hacerlo por cualquier motivo, y aunque la libertad de decidir es un bien que nunca debe perderse, es fundamental la valoración objetiva de información verídica, y no de teorías conspirativas o pseudocientíficas que pueden ser dañinas.

El emblemático caso del famoso tenista Novak Djokovic, el cual se ha negado a vacunarse, nos permite ver que esta decisión debe ser respetada, pues un juez australiano ordenó el fin de su confinamiento en aquel país y la revocación de la decisión de cancelar su visa, por lo que el deportista serbio podrá participar en el abierto de Australia. No obstante, algunas personas en redes sociales lo han utilizado como estandarte del movimiento antivacunas, que ya era preocupante incluso antes de la pandemia.

Como senador de la República, presenté una iniciativa para proteger a la niñez de los peligros de estas ideas en contra de los esquemas de vacunación, pues al estar bajo la potestad de sus responsables legales, el Estado debe garantizar que sus derechos sean salvaguardados, lo que implicó modificaciones a tres leyes generales: de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes; de Salud, y de Educación, que ya fueron avaladas por la Cámara Alta y remitidas a la Cámara de Diputados para su discusión y eventual aprobación.

Ante el aumento de los contagios que generó la propagación de la variante ómicron, es fundamental seguir impulsando la vacunación como una forma segura y científicamente comprobada de reducir los riesgos de complicaciones y fallecimientos a causa de la COVID-19. Las vacunas salvan vidas.

 

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